lunes, 18 de marzo de 2019

La gallineta








La gallineta encontró un agujero en el corral.
Por allí podía escapar,
¡por fin, la libertad!
Pero cuando miraba a través del cercado,
no sabía adonde ir.

En el norte hacía demasiado frío;
en el sur, mucho calor.
En el este, países de leyenda,
en el oeste, monstruos horripilantes.

Iba hacia delante y le daba un pánico infernal,
pero si volvía atrás, encontraba el aburrimiento mortal.

Se quedó dando vueltas y más vueltas en el gallinero,
sin saber qué hacer.
Desde el agujero se veía, lejos, muy lejos,
la playa y el azul del mar.

Y su corazón aventurero se preguntaba:
“¿Qué habrá más allá del mar?”
Pero cruzar el mar era imposible,
ya que la gallineta no sabía volar.

Al fin se atrevió a una cosa:
¡se atrevió a soñar!

Y voló para adelante
y voló para detrás
y flotaba sin esfuerzo,
y corría sin parar…

Vio pájaros, gatos y liebres,
vio campos, vio rosas, vio amores,
vio un mundo nuevo
que la esperaba sin miedo.

Y descubrió que la vida,
la de verdad, estaba afuera.

Al despertar,
sus patitas la llevaron fuera del corral.

Allí encontró espigas de trigo,
la envolvió el perfume de la flor,
y supo en ese momento
que daba igual norte que sur,
lo mismo era este que oeste,
pues lo único que importaba era andar.

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